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Atraco de película a una sucursal bancaria en la Iruñea de 1934

En el año 1934, Iruñea fue escenario de un atraco a un banco con tiroteo incluido que parece salido de una película. Los siete asaltantes terminaron detenidos, con un saldo de cuatro heridos en el suceso.

El atraco al Banco Hispano-Americano y el posterior tiroteo se produjeron en el Paseo de Sarasate. (Aritz LOIOLA/FOKU)
El atraco al Banco Hispano-Americano y el posterior tiroteo se produjeron en el Paseo de Sarasate. (Aritz LOIOLA/FOKU)

El atraco tuvo lugar el 27 de junio del citado año y empezó a gestarse en Tafalla, según explica Javier Laspeñas en su obra ‘Pamplona ayer’. Dos hombres aparecieron en el garaje Valero de la ciudad del Cidacos para alquilar un taxi que se dirigía a Iruñea por Artaxoa.

Al llegar al alto del puerto de ese pueblo, los pasajeros obligaron a parar al chófer, Rufo Oscariz. Tras atarle de pies y manos, lo amordazaron con esparadrapo y lo dejaron a cierta distancia de la carretera para, a continuación, proseguir el viaje a Iruñea en el vehículo que acababan de robar.

Una vez en la capital, se reunieron con el resto de los hombres con los que habían planeado atracar la sucursal del Banco Hispano-Americano, situada en el Paseo de Sarasate.

Hacia las 10.30 horas, cinco hombres entraron armados con pistolas en el banco, donde les esperaba un sexto integrante del grupo. Tras hacerse con el control de la situación, encerraron a todos los presentes en una habitación interior de la sucursal y asaltaron la caja, donde se hicieron con unas 37.000 pesetas de la época.

Mientras sucedía esto en el banco, en el exterior, un hombre que pasaba por la zona se dio cuenta de que ocurría algo extraño en la sucursal y avisó al policía municipal Macario Irujo, que patrullaba por la zona. Irujo se colocó en la acera situada en frente del banco con su revólver para sorprender a los atracadores. Cuando el primero de ellos salió a la calle, le disparó, causándole una herida.

Alertados por la detonación, el resto de atracadores salió de la sucursal disparando sus pistolas. El que llevaba el botín consiguió llegar hasta el taxi robado, que estaba esperando en las inmediaciones de la iglesia de San Nicolás, mientras era perseguido por el policía municipal, que se había quedado sin balas durante el tiroteo.

Con el atracador en su interior, el vehículo salió a toda velocidad del Paseo de Sarasate para dirigirse por Navas de Tolosa hacia la iglesia de San Lorenzo, seguido de cerca por una patrulla del cuerpo policial republicano denominado Guardia de Asalto.

Tras descender la cuesta de la avenida de Gipuzkoa, giraron a la izquierda para subir la cuesta de Larraina. Pero al coronarla, el chófer no pudo tomar en condiciones una curva a causa de la velocidad y el coche terminó estrellándose contra un árbol. En ese lugar fueron detenidos Enrique Echave, que llevaba el botín del atraco, y el conductor, Rafael Lizarbe.

Mientras, otros atracadores se habían dispersado por diversos puntos de Iruñea. Varios salieron corriendo por la calle San Miguel seguidos por varios guardias para terminar desembocando en la plaza de San Francisco, donde se dispersaron. Uno de ellos, Antonio Larrañaga, llegó a la calle Mayor, donde se topó con otro guardia municipal, al que disparó en varias ocasiones sin alcanzarle. En cambio, el policía consiguió frenar su carrera tras herirle de un tiro.

Otro de los asaltantes, Pedro Martínez, fue detenido en la calle Descalzos, mientras que el atracador herido en la puerta del banco, apodado el Benedé, fue arrestado en el portal de Francia.

Horas más tarde, otros dos integrantes de la banda, Miguel Bueno y Félix López, fueron arrestados en el monte Ezkaba, donde fueron localizados por una batida en la que participaron incluso soldados de la guarnición del fuerte.

Además de con la detención de todos los atracadores, el suceso terminó con un balance de cuatro heridos. Junto al atracador, resultaron heridos el niño de 12 años Pedro Zamarbide, al que alcanzó una bala que había rebotado en una pared; el hombre de 50 años José Rueda, que sufrió una herida en el antebrazo izquierdo, y el guardia de asalto Martín Huerta, que tan solo registró una erosión en el muslo izquierdo.