¿Qué balance hace de los últimos cuatro años?
Muy positivo. Hemos demostrado que tenemos capacidad de gestión y que lo sabemos hacer de otra manera. Hemos puesto los cimientos para trabajar y seguir construyendo una Iruñea que mira al futuro de la mano de sus vecinos y vecinas. Hemos respondido a esa imagen de un Gobierno municipal que escucha, atiende y responde. Es un trabajo iniciado. Seguramente no hemos llegado a dónde hubiésemos deseado tanto nosotros como muchos ciudadanos. Y lo más importante, que no tiene vuelta atrás.

¿Hasta qué punto se ha cumplido el acuerdo programático?
Puedo decir que hemos cumplido un 90% y en algunos áreas el 100%. Podemos estar muy satisfechas. Ha sido una verdadera hoja de ruta. Es ese marco trabajo compartido que parte del diálogo, el acuerdo y la negociación.

¿Qué le ha faltado para completar ese 100%?
Lo primero que nos ha faltado es dinero. Hemos sido capaces de gestionar solventemente las arcas del Ayuntamiento, hemos reducido la deuda un 38% aumentado en casi un 140% las inversiones, pero hay proyectos importantes que no hemos podido acometer porque eran proyectos de embergadura. Sobre cuestiones que no requieren inversión económica no se nos ha quedado nada en el tintero. Hemos llevado adelante todos los compromisos adquiridos.

El cuatripartito no ha conseguido mantener la sintonía hasta el final. ¿Puede ser un problema de cara a futuro?
Tiene que servir de aprendizaje y de reflexión para que no vuelva a ocurrir. El problema no ha sido ni el acuerdo programático, ni la falta de una comisión de seguimiento. Lo que les ha faltado a algunos ha sido madurez política para tener en cuenta lo que nos estábamos jugando ante una ciudadanía que tenía puestos en nosotros todos los anhelos de cambio. No te la puedes jugar por tan poco. Echarle un órdago al cambio es echarle un órdago a la mayoría de la ciudadanía que había confiado en nosotros.

¿En qué sentido puede servir de aprendizaje?
Hemos terminado los cuatro años con una Izquierda-Ezkerra que ha vuelto otra vez a sumar con la mirada puesta en la respuesta positiva que tenemos que dar ante la ciudadanía. A Aranzadi le ha faltado madurez, con unas actitudes un poco adolescentes de querer hacer todo a prisa y buscar enemigos dentro de casa. Me recuerda a las actitudes más adolescentes, buscando las culpas fuera. Como en las maratones, tienes que acompasarte a los ritmos más lentos, porque son los que te garantizan que vas a llegar al final. A Aranzadi le ha faltado experiencia en la oposición.

Uno de los ejes de la legislatura ha sido el cambio de modelo en la Policía Municipal.
Ha habido un proceso de democratización de la Policía Municipal. Tenemos una plantilla sindical muy cañera que, sin embargo, reconoce que hemos avanzado lo que no se había avanzado nunca. Eso hacia dentro, porque lo que nos encontramos fue una plantilla absolutamente desquiciada porque las antiguas formas militarizadas no tenían respaldo dentro del cuerpo. La propia plantilla necesitaba oxigenarse y ha colaborado activamente en ese nuevo modelo de cercanía.

¿Y de cara a fuera?
Es la propia vecindad la que les esta reclamando la figura de la Policía comunitaria en los barrios. Resulta sorprendente que los barrios reclamen a ver cuándo les llega la suya. Ha resultado un enganche con el Ayuntamiento para conocer la situación que se vive en cada uno de los ayuntamientos. También hemos puesto una oficina de mediación, la Policía en bicicleta, el equipo de guías caninos. Incluso para mi ha sido una sorpresa lo que me he encontrado dentro. Hemos conseguido cambiar esa imagen de que la Policía Municipal está solo para ponerte una multa, para impedir el Olentzero, sino para todo lo contrario: responder, facilitar y atender necesidades.

¿Cuáles son los principales retos de Geroa Bai para la siguiente legislatura?
Dar continuidad a lo que hemos empezado. No nos tenemos que inventar nada. La hoja de ruta ya está marcada, tiene que ver con esa apuesta por la sostenibilidad, la cohesión social que ya hemos comenzado con un aumento tanto en partidas como en personal o ese equilibrio entre los barrios.

El programa hace una apuesta clara por la movilidad.
Hablamos de medidas como el transporte público gratuito. Estamos convencidos de que si queremos reducir el 40% de emisiones de CO2 para el 2030 la manera de movernos por la ciudad es la capacidad de cambio fundamental. Es una medida audaz pero es real.

Apostáis por locales para la juventud en alusión a la polémica por el gaztetxe.
La postura de Geroa Bai ha sido clara. Cuando llegamos hace cuatro años uno de los principales problemas que tenían todos los barrios era la falta de locales para los jóvenes y para los no tan jóvenes. Ha sido una demanda que ha sido respondida de manera satisfactoria. Ahora hay espacios en los que entendemos que el Ayuntamiento tiene que ceder el protagonismo a la gente más joven. Pero también hemos sido muy exigentes en la manera de ceder esos espacios. ¿Gestión? Gestiónalo tú, pero de una manera coordinada con el Ayuntamiento. Lo que no hemos aceptado de ninguna manera es hacerte con un local con una patada en la puerta.

El cambio se consiguió en 2015 con la suma de EH Bildu (5), Geroa Bai (5), Aranzadi (3) e I-E (1). Las encuestas ponen en duda que estos dos últimos repitan resultados.
No ha sido una apuesta inteligente. Fuerzas políticas que pueden representar una misma opción de voto, pese a los matices, que están en el mismo marco ideológico, van por separado. Puede propiciar una pérdida de votos que no lleguen al 5%. No me parece inteligente cuando nos estamos jugando que Iruñea siga mirando hacia adelante o que cierre la puerta del futuro y miré hacia atrás. Es un riesgo que tenemos que evitar.

En ese contexto vuelve a aparecer la figura del PSN como bisagra. Para Geroa Bai, ¿el PSN es agente de cambio?
Creo que ni para Geroa Bai ni para las personas que votan cambio. Estamos acostumbradas a que el PSN nos haga unas campañas colocándose en la izquierda más exquisita, pero cuando vas a los hechos tenemos a una Maite Esporrín que ha sido capaz de alinearse con el Enrique Maya más extemporáneo, más antiguo… No han dudado. Están en el mismo discurso sectario con el tema de las obsesiones identitarias, la simbología. Es verdad que en el último pleno han hecho un esfuerzo sumándose a esa partida presupuestaria, pero quitando ese momento han estado alineados con las formas más extemporáneas de UPN. Todos y todas conocemos lo que podemos esperar del PSN.