Iñaki Vigor
Entrevista
Mikel Baztan
Director técnico de Parques y Zonas verdes del Ayuntamiento de Iruñea

«Las zonas verdes y el arbolado tienen una gran importancia para la calidad de vida»

Mikel Baztan nació en Iruñea en 1965, se formó como técnico forestal, fundó la empresa Ekilore en 1986, creó una empresa de producción de planta forestal y horticultura en 1993, y desde 1997 es empleado del Ayuntamiento de Noain-Valle de Elortz como responsable de jardines y Agenda 21, puesto en el que ha tenido reconocimientos y premios a nivel mundial. En abril de 2016 fue fichado por el Ayuntamiento de Iruñea como director técnico de Parques y Zonas Verdes, puesto en el que también tiene proyectos muy ambiciosos para la ciudad.

Mikel Baztan, director técnico de Parques y Zonas verdes del Ayuntamiento de Iruñea, en su despacho. (FOTOGRAFÍAS: Iñaki VIGOR)
Mikel Baztan, director técnico de Parques y Zonas verdes del Ayuntamiento de Iruñea, en su despacho. (FOTOGRAFÍAS: Iñaki VIGOR)

Pronto se cumplen dos años de su fichaje por el Ayuntamiento de Iruñea. ¿Cómo encontró los parques y zonas verdes de la ciudad, en general?Estaba en un nivel medio, relativamente bueno, pero también se notaban los años de recortes. Se ha hecho todo lo que se ha podido por parte de los trabajadores, pero esos recortes se notaban. Uno de los elementos clave que hay ahora es la voluntad de poner más medios, que se está expresando en el propio pliego de mantenimiento de jardines y también en el servicio que todavía permanece en manos de personal propio, dotándole de más medios humanos y materiales.

¿Cómo valora el trabajo realizado en este tiempo?
Se ha hecho bastante trabajo de fondo, precisamente para intentar impulsar y levantar ese servicio que había sido, de alguna forma, no suficientemente cuidado. Eso exige un trabajo de fondo que es en el que estamos ahora inmersos.

¿El Jardín de la Galaxia ha sido el proyecto más importante que ha llevado a cabo en estos dos años?
A nivel de nuevos jardines, sí. Es una idea novedosa y también es algo que tiene más proyección. Lo que nos plantea es el reto de hacer que los jardines den más de sí que el propio hecho del ocio y de la estética, que son muy importantes, pero que nos puedan hablar de cultura, de ciencia o puedan incluso atraer turismo. Esta idea ya existía en Hawai, y tuvimos la suerte de que su creador, Jon Lomberg, vino a Pamplona, nos enseñó su idea y coincidimos en que era una posibilidad el desarrollar el segundo Jardín de la Galaxia a nivel mundial en nuestra ciudad.

¿Qué acogida ha tenido este proyecto por parte de la ciudadanía?
La acogida ha sido muy buena, porque además de idea novedosa, es muy inspiradora. Es muy sugerente el hecho de que, por medio de arbustos, se puedan representar los diferentes elementos de la galaxia y hacer una inmersión en esa escala tan bestial, que es pensar que un arbusto de un metro de diámetro equivale a una distancia de 3.300 años luz. Es decir, 3.300 años viajando a 400.000 kilómetros por segundo en el espacio. Para llegar de una punta a otra de ese arbusto, tendríamos que estar 3.300 años viajando a esa velocidad, y para llegar de una punta a otra del jardín necesitaríamos 100.000 años luz. Son escalas en las que el sistema solar cabría en una sola célula de una hoja de uno de los más de 500 arbustos que están plantados en este jardín. Es muy indicador de nuestra verdadera y pequeñísima dimensión en el espacio.

Uno de los objetivos que se marcó hace dos años fue elaborar y diseñar el anillo verde comarcal. ¿En qué fase se encuentra?
Hay dos partes. Una es la que tiene que ver con el resto del Parque Fluvial Comarcal, que todavía estamos en fase de analizar cómo podemos integrar la parte del Ayuntamiento de Pamplona  con el resto, que lleva la Mancomunidad de Iruñerria. La otra parte sería, más que anillo verde, una red con multitud de espacios interconectados que no solamente unirían las zonas verdes y las mejorarían, sino que, como en el caso del Jardín de la Galaxia, nos dé más de sí. Por ejemplo, hablemos de salud, de movilidad, de energías renovables, de cambio climático, de biodiversidad… La red en sí prácticamente está, y son nuestras zonas verdes y perimetralmente los paseos y franjas arboladas que forman nuestros ríos, Arga, Elortz y Sadar. El marco lo tenemos, y ahora estamos estudiando la manera de que dé más de sí, que haya una señalización, una forma de moverte y conocer esta red y aprender en ella. Además de ese diseño, estamos haciendo acciones concretas que se traducen en una pequeña red de jardines naturales, otra red de jardines de colores en los barrios, y en los pequeños pinares que tiene Iruñea, hacer trabajos de regeneración con la ciudadanía y con los escolares.

El diseño y ejecución del Parque de Ezkaba era otro de los objetivos. ¿Ya se ha elaborado el diseño?
Se está en ello. Este es un trabajo mancomunado, en el que Pamplona tiene muy poquito territorio pero tiene la masa de población más importante. Es un trabajo que está encabezando la Mancomunidad pero en el que Pamplona está aportando su parte. Va con paso firme, porque ya hay por lo menos unas reglas de juego comunes y una implicación de todos los municipios que están en el entorno del parque, que somos muchos y no es fácil ponernos de acuerdo. Ahora estamos ya en la parte de diseño de un plan para implementar ese parque, pero necesita el visto bueno del Gobierno de Navarra, porque hablamos de una zona grande, con diferentes vocaciones, y tiene que tener esa supervisión del Gobierno y se está en ello.

¿Puedes adelantar algunos trazos de cómo sería ese parque?
Lo que destaca, sobre todo, es el tema del ocio integrado en la biodiversidad. Es decir, cómo hacer compatible no solo que ser conserve esa zona, sino que mejore nuestra biodiversidad. Hablamos no solo de bosques sino también de praderas y zonas arbustivas, y el objetivo es que se consolide y mejore haciéndolo compatible con el ocio, que es mucho. Ya hay acciones iniciales, como es el marcado y señalización de diferentes rutas que nos permite, por un lado, hacer usos más compatibles entre sí y con el medio, y por otro lado estar mucho más atentos al mantenimiento, porque hay un uso intensivo que requiere limpieza y mantenimiento de lo que son elementos vegetales, y también señalización e información para que la gente lo use cada vez con mayor criterio, que haya unas buenas prácticas a nivel de limpieza, de no romper las cosas y disfrutarlas.

Noain llegó a ser un referente mundial en la jardinería gracias a sus ideas. ¿Tiene previsto algún proyecto que pueda llevar a Iruñea a ese nivel?
Aquí hay varios proyectos que tienen mucho fundamento y mucho que decir. Está el proyecto de Parque Txantrea, que es el primero que se hace con una participación intensiva de la población, no solo en cuanto a dar forma al parque, sino a intervenir en cuáles de las propuestas arquitectónicas y de diseño eran las seleccionadas, lo cual ya es una base importantísima. Además, contempla que en la propia ejecución haya fases en las que sea la ciudadanía la que esté presente haciendo lo suyo, a nivel tanto de vecindario como de escuelas. Después estaría Arantzadi, que es un proyecto que va a hablar de lo que es producción kilómetro cero, va a estar muy centrado en lo que es la tradición hortícola de la vega del Arga, y tiene que dar mucho más. También está el Paseo del Arga, y ahí podemos hablar de movilidad sostenible, que tiene una serie de elementos en su entorno que nos tienen que aportar mucho, por ejemplo Elkarkide, el Museo de Educación Ambiental, el Centro Casa Gurbindo. Además, tiene alrededor dos o tres barrios que también tienen mucho que aportar a la hora de hablar de esa producción hortícola con criterios de producción kilómetro cero, educación ambiental, formación…

 

Arantzadi puede ser un crisol de propuestas que hable de sostenibilidad. Tiene muchos ángulos con una base hortícola tradicional, y ahí se complementan varios elementos muy claros de sostenibilidad en un espacio céntrico, único, porque no está prácticamente edificado y porque mantiene aún explotaciones hortícolas que nos hablan de lo que hubo. Retomando el pasado, ir hacia el futuro. Esa sería la idea. Por último, estarían proyectos más divulgativos, como es el de Naturart, que es un festival de jardinería efímera que se va a hacer en los fosos de la Ciudadela en el mes de abril, y que pretende que los institutos, los centros de enseñanza secundaria, generen ideas. Este año toca el universo, pero cada año irá cambiando la temática. Tienen que generar un diseño con una idea referente al universo, y van a ser ayudados, a la hora de llevarlo a la práctica, por diversos servicios de jardinería de municipios de la Comarca. Esa educación va a trabajar la creación de jardines utilizando materiales reciclados y plantas, y la vamos a juntar con una componente científica a la hora de diseñar el tema que se trata, que es el universo, y con una incitación hacia las vocaciones en esos aspectos de la ciencia o del arte, pero también de la jardinería, porque van a tener que hacerlo con sus propias manos, ayudados por profesionales de los servicios públicos de la Comarca. Queremos que esa mezcla de ingredientes se plasme en una colección de once jardines efímeros a colocar en los fosos de la Ciudadela para que sean visitados por la gente, y que entre todos hablemos de una enseñanza de calidad, del reciclaje, del medio ambiente y de las zonas verdes, de su importancia en la calidad de vida y de la importancia de que existan servicios públicos de jardinería que cuiden esos espacios.

¿Puede decirse que Iruñea es una ciudad privilegiada en cuanto a zonas verdes?
Si hablamos de tres millones de metros cuadrados de zona verde y 60.000 árboles, para una población de unos 200.000 habitantes, la verdad es que hablamos de unas cantidades muy importantes. A nivel del Estado, Iruñea está en un puesto muy privilegiado. Eso es un legado que la gente, en general, valora. En las encuestas de satisfacción se refleja que se valora, y el Ayuntamiento está empeñado en que siga teniendo importancia y que incluso aumente, poniendo los medios necesarios y, sobre todo, divulgando, es decir, enseñando ese patrimonio para que se pueda disfrutar y por tanto defenderlo. Aquí hay que recalcar la importancia de las zonas verdes y del arbolado para la ciudad, para la calidad de vida, y valorar positivamente el esfuerzo que se está haciendo desde el Ayuntamiento en darle más realce a este servicio y por tanto a esas zonas y a ese arbolado, porque es un patrimonio común que tiene que perpetuarse en el futuro.

¿Hay algún barrio que no disponga de suficientes zonas verdes?
Hay barrios que arquitectónicamente, urbanísticamente, tienen una historia bastante dura, y donde hay que hacer esfuerzos en la medida de lo posible, con las lógicas limitaciones. Estoy pensando, por ejemplo, en Arrosadia y en Etxabakoitz, donde hay limitaciones de espacio físico. Cuando está todo prácticamente hormigonado, es muy complicado generar nuevos elementos verdes. Pero eso no quiere decir que no le podamos echar imaginación y hacer planteamientos. Por ejemplo, ahora se están haciendo en Arrosadia y en Santa María La Real plazas que estaban absolutamente ocupadas por los coches. Se están generando plazas con espacios verdes, con arbolado y arbustos, que son ejemplos para ir siguiendo e implementando en otros sitios. Pero también habrá que explorar vías tipo jardineras o tipo huertos comunitarios, que ya se están haciendo, o aprovechar, por qué no, solares en desuso.

 

¿Y alguna zona verde que destaque sobre las demás, que tenga algún atractivo especial?
Takonera es la zona con mayor historia y quizás con más elementos destacados o destacables a la hora de disfrutarlos. Tiene una parte más romántica, otra parte más francesa, otra parte más asilvestrada en la zona de Larraina, y a la vez es, de alguna forma, el cuarto de estar donde han jugado y han crecido varias generaciones de iruindarras. En ese aspecto, es una referencia histórica, emocional, y tiene que seguir siendo un elemento principal en la jardinería en Iruñea.

Los castores ya han acabado con decenas de árboles en las orillas del Arga. ¿Qué se está haciendo para evitarlo?
Lo primero, se está haciendo seguimiento, porque esto tiene un componente de seguridad importante. Pasa mucha gente por el Paseo del Arga, los castores trabajan mucho y rápido, y ha habido casos de árboles que estaban a punto de caer sobre ese camino. Hay una labor de inspección diaria, con una persona que está constantemente revisando el estado del arbolado. Hay un equipo de trabajo, tanto por parte del Servicio de Jardines como de Empleo Social, que actúa en los casos necesarios. Cuando hay que tirar o podar un árbol, ellos son los que se ponen manos a la obra. Con Empleo Social también estamos colocando protecciones en árboles que, por su tamaño o su especie, nos interesa conservar. Esa es la estrategia a futuro que parece más importante, una vez que hemos hecho un sondeo de otras experiencias. Hemos hablado con el Gobierno de Navarra y parece que esa protección va a ser el elemento más importante de la coexistencia con el castor, con el que vamos a tener que coexistir. Lo que sí hemos planteado al Gobierno de Navarra, y ya hay acuerdo, es que hay que analizar la repercusión real, porque si bien hay una repercusión negativa, que es cuando los castores cortan árboles, tenemos que analizar si hay otros componentes positivos, como la biodiversidad que generan, tanto por su presencia, que es un elemento llamativo, como por la forma que tienen de gestionar su entorno, y es que cortan árboles que rebrotan naturalmente. Se ha constatado en otros sistemas más rurales que el ecosistema se enriquece, porque en vez de haber solamente árboles de porte alto y de un tronco liso y que se ramifica arriba, empieza a haber más diversidad de ramificaciones, y eso conlleva otra diversidad de insectos, de pájaros, de mamífero. Este es uno de los aspectos que vamos a hablar con el Gobierno de Navarra para ver cómo lo gestionamos, porque al final tenemos que hacer gestión.