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Dos Juanitos fundamentales en las fiestas condenados al olvido

Con la llegada de abril, la escalera sanferminera llega a su ecuador. Un buen momento para poner los puntos sobre las íes y rescatar la figura de dos grandes amantes de las fiestas a los que el franquismo quiso condenar al olvido. Se tratan de Juanito Etxepare y Juanito Quintana. El primero, muerto por falangistas en los primeros días del golpe del 36, fue el verdadero inventor del Txupinazo. Y Quintana era el propietario del hotel del mismo nombre y en el que realmente se alojó el escritor Ernest Hemigway en sus primeros sanfermines.

Imagen de uno de los primeros txupinazos sanfermineros, cuando todavía eran lanzados en la plaza del Castillo. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
Imagen de uno de los primeros txupinazos sanfermineros, cuando todavía eran lanzados en la plaza del Castillo. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)

El lanzamiento del cohete que da comienzo a los sanfermines fue un invento del estanquero de la calle Mayor Juanito Etxepare Aramendia, tal y como se recoge en el libro ‘El corralito foral’, de Iván Giménez. Etxepare pidió permiso al Ayuntamiento para lanzar unos cohetes a pie de calle para anunciar al mediodía del 6 de julio el inicio de las fiestas. El permiso se otorgó en 1931 y el estanquero hizo los lanzamientos correspondientes hasta 1935. Al año siguiente, no pudo efectuarlo, ya que por ser militante del Partido Republicano Autónomo Navarro, Etxepare fue muerto por los falangistas en los primeros días del golpe. Posteriormente, los falangistas Joaquín Ilundáin y José María Pérez-Salazar se apropiaron de su idea y retomaron la costumbre de lanzar el cohete en 1939.

El hotel Quintana, la auténtica parada y fonda sanferminera de Hemingway. Aunque el hotel La Perla de la plaza del Castillo ha sido asociado a las estancias sanfermineras del Nobel de Literatura Ernest Hemigway, lo cierto es que «no consta que el escritor de Illinois pernoctara jamás» en ese hotel, según se recoge en el citado libro de Giménez. En realidad, prefería alojarse antes de la Guerra del 36 en el otro hotel de la plaza del Castillo: el hotel Quintana. Situado en los pisos superiores del actual bar Txoko, era propiedad de Juanito Quintana Urra, amigo de Hemingway y con el que compartía su pasión por los toros y sus ideas republicanas. Quintana salvó la vida en julio del 36 porque el golpe le sorprendió viendo los toros en Mont de Marsan, en el Estado francés. Su hotel fue confiscado por los golpistas y reabierto como hotel España.