Iñaki Vigor

Tres siglos de pleitos sobre la propiedad de la capilla de San Fermín

Entre 1704 y 1709 no hubo corridas de toros en los sanfermines de Iruñea porque el Ayuntamiento decidió destinar ese dinero a pagar la capilla de San Fermín, de cuya construcción se cumplen ahora 300 años. En 2003, el Arzobispado la inmatriculó a su nombre, pero el pleito sobre su propiedad no ha finalizado.

San Fermín ha sido instalado en el altar de la iglesia de San Lorenzo mientras se pinta su capilla. (FOTOGRAFIAS: Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)
San Fermín ha sido instalado en el altar de la iglesia de San Lorenzo mientras se pinta su capilla. (FOTOGRAFIAS: Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)

En 1657, hace 360 años, el Papa Alejandro VII dispuso que Nafarroa tuviese dos copatronos: San Francisco Xabier y San Fermín. Medio siglo más tarde el Ayuntamiento de Iruñea se planteó construir una capilla dedicada a este último santo, y los gastos fueron sufragados por el propio Consistorio. También se recibieron donaciones en metálico, alhajas, telas preciosas y obras de plata y orfebrería.

«La ciudad desembolsó de su peculio público grandes cantidades, hasta un total de 50.000 pesos». Así lo reconoce la propia parroquia de San Lorenzo, en cuyos terrenos anexos se levantó la capilla de San Fermín.

El Ayuntamiento no solo destinó a esta obra el importe equivalente a las corridas de toros que no se celebraron durante seis años consecutivos, sino también el importe de la sangre de los carneros muertos en la ciudad. Además, en noviembre de 1704, el Real Consejo autorizó al Ayuntamiento el cobro de un ochavo por cada almud de cebada que se vendiese en los mesones de la ciudad, aplicable durante diez años.



El 17 de abril de 1717, el Consistorio aprobó los festejos para celebrar la colocación de la imagen de San Fermín en la nueva capilla, lo que revela que ya estaba finalizada. Nadie dudaba de que su construcción había sido posible gracias a las aportaciones del Ayuntamiento, pero pocos años después surgieron los pleitos entre el Consistorio y la Iglesia en torno a la propiedad del edificio.

Estos pleitos no son fáciles de dirimir. De hecho, los terrenos sobre los que se construyó la capilla pertenecían a la parroquia de San Lorenzo, y las losas de más de 200 sepulturas que había en aquel lugar, así como piedras labradas, fueron destinadas a hacer los cimientos del nuevo local.

Pero también hay constancia de que las obras, iniciadas en 1696, se ejecutaron a iniciativa del Ayuntamiento, que además asumió la gestión de las mismas y la administración de las donaciones particulares, e incluso escribió múltiples cartas solicitando ayuda económica para poder construir la capilla.

Su gestión se llevó a cabo mediante un patronato municipal, que fue cuestionado por la parroquia de San Lorenzo desde su constitución. En 1720 hubo un acuerdo entre ambas partes, pero en 1758 el Ayuntamiento y la parroquia llevaron de nuevo la cuestión a los tribunales y el Consistorio se planteó, incluso, erigir una nueva capilla dedicada a San Fermín.

En el siglo XX resurgió el debate sobre si el patronato conllevaba o no la propiedad municipal de la capilla. Esta polémica se originó tras la decisión del Ayuntamiento de permitir la instalación del Archivo Notarial en las galerías de propiedad municipal anejas a la capilla, a lo que se opuso la iglesia de San Lorenzo. Los tribunales dieron la razón al Consistorio, que se negó a desalojar el Archivo Notarial «por no haber probado la Iglesia su posesión de las galerías de la capilla».

Por otro lado, en los inventarios de bienes municipales realizados en 1929 y 1977 está incluida la capilla de San Fermín, y en la de este último año se hace constar que «pertenece al Ayuntamiento de Pamplona desde tiempo inmemorial».

Sin embargo, esta capilla fue dada de baja en el inventario municipal el 11 de junio de 1997, fecha en que el alcalde de Iruñea era Javier Chourraut (CDN). El motivo de dicha baja fue que «no existe ningún documento que confirme la titularidad municipal».

A pesar de ello, la capilla fue incluida en la póliza de incendios «debido a la existencia de un convenio por el que las reparaciones las efectúa el Ayuntamiento». Es decir, la Iglesia se consideraba propietaria de la capilla, pero los gastos originados por la misma se pagaban del erario público.



En 2003 se la apropió el Arzobispado
En 2003, solo cinco años después de que la capilla de San Fermín fuese dada de baja en el inventario de bienes municipales, el Arzobispado se la apropió mediante la inscripción en el Registro de la Propiedad. Una ley del Gobierno del PP le permitió hacerlo sin tener que aportar ningún documento acreditativo de su propiedad.

A pesar de que el mantenimiento de esta emblemática capilla siempre había corrido a cargo de los fondos públicos, pasó a propiedad de la diócesis de Iruñea mediante el procedimiento de inmatriculación, al igual que se hizo con la iglesia de San Lorenzo y con un millar de bienes del patrimonio navarro.

«Se trata de un escándalo monumental», advirtió en el año 2007 Jose Mari Esparza, quien impulsó la creación de la Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro. Desde entonces, esta asociación ciudadana viene trabajando para que la jerarquía de la Iglesia católica devuelva todos los bienes inmatriculados a su nombre, incluida, claro está, la capilla de San Fermín.


¿QUIERES PINTAR UN METRO DE LA CAPILLA? ¡50 EUROS!
En 1975 ,el Ayuntamiento de Iruñea corrió con los gastos de reforma interior de pintura y tratamiento de paredes de esta capilla, pero las circunstancias han cambiado desde entonces. De hecho, el coste de las obras que se están llevando a cabo durante estos días para remozar la capilla de San Fermín, precisamente para conmemorar su 300 aniversario, ya no corre a cuenta del erario público. Ahora es la propia iglesia de San Lorenzo la que ha impulsado las obras de arreglo de sus zócalos y de pintado, con un presupuesto de 116.264 euros.

Para hacer frente a este gasto, la iglesia ha lanzado una campaña de captación de fondos entre los «amigos y devotos» de San Fermín. En concreto, ha colocado en la parroquia de San Lorenzo unas octavillas mediante las que pide apoyo económico para esta iniciativa. Las aportaciones pueden hacerse en una «cuenta pro-San Fermín» abierta en La Caixa, pero también se recogen «en sacristía o despacho», según precisa la parroquia.



Como «gancho» de esta campaña, en las octavillas se anuncia que el Papa Francisco se unirá a la celebración del 300 aniversario de la inauguración de la capilla mediante la declaración del «Año jubilar sanferminero». Dicha inauguración tuvo lugar el 7 de julio de 1717, fiesta principal del copatrono de Nafarroa.

Dichas octavillas van acompañadas de unas tiras de papel con el siguiente texto: «¿Quieres pintar ‘un metro’ en la restauración de la capilla de San Fermín? ¡50 euros!». Y a continuación figura el número de la cuenta bancaria en que puede hacerse el ingreso.

Mientras duran las obras de pintado de la capilla, la imagen del santo ha sido instalada ante el altar principal de la iglesia de San Lorenzo, y al pie de la misma se ha colocado una urna para la recogida de dinero.

Obviamente, el hecho de que sea ahora la propia parroquia la que asuma los gastos de la capilla de San Fermín no supone que ésta sea de su propiedad. Al final, serán los poderes públicos quienes determinen si se trata o no de un patrimonio público. El litigio continúa.