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Arantzadi conserva el único hórreo de Iruñerria

Durante siglos los hórreos fueron construcciones habituales para guardar el grano y otros alimentos, ya que su diseño evitaba el acceso de los roedores. Los nuevos avances los han relegado a piezas etnográficas, protegidas en Nafarroa mediante su declaración como Bien de Interés Cultural. El único hórreo de Iruñerria se encuentra en el Parque de Arantzadi y está siendo rehabilitado.

El hórreo de Arantzadi está siendo rehabilitado por el Ayuntamiento de Iruñea. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)
El hórreo de Arantzadi está siendo rehabilitado por el Ayuntamiento de Iruñea. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)

El hórreo de Arantzadi siempre ha llamado la atención de los paseantes que se adentran en este meandro del río Arga, quizás porque es el único existente en 30 kilómetros a la redonda. Sin embargo, es mucho más moderno que los otros 22 hórreos que todavía se conservan en Nafarroa, ya que fue traido desde Asturias, pieza a pieza, para adornar una de las parcelas privadas que existían en las llamadas huertas de Arantzadi.

El Ayuntamiento de Iruñea adquirió todos los terrenos de este meandro para transformarlo en un parque de casi 150.000 metros cuadrados, que incluye espacios verdes, plazas, zona de juegos para txikis, un parque agrícola (huertas) y una zona de ribera. También adquirió la mayoría de los edificios allí existentes, entre ellos el hórreo de estilo asturiano. Durante un tiempo mantuvo su uso originario de almacén, y posteriormente fue utilizado para cobijar vehículos agrícolas y herramientas hortícolas.

Este hórreo está sustentado sobre seis columnas, que a su vez se apoyan sobre otras tantas bases de ladrillo. La mayor parte de su estructura es de madera y fue deteriorándose de forma progresiva, presentando un aspecto semiabandonado desde hace años. La rehabilitación emprendida por el Ayuntamiento de Iruñea permitirá  recobrar la fisonomía inicial de este peculiar ejemplo de arquitectura rural, que durante estos días aparece cubierto de andamios.

El nombre ‘‘hórreo’’ procede del latín ‘‘horreum’’, palabra que no cuajó en euskara porque ya disponía de su propia denominación: ‘‘garea’’, ‘‘garaia’’ o ‘‘garaixea’’, según los diferentes dialectos del país.

En Euskal Herria llegó a haber cientos de hórreos (la referencia más antigua se remonta al siglo XIV), que se construían como complemento del caserío, pero la mayoría de ellos han ido desapareciendo con el paso del tiempo.

Así, en todo Gipuzkoa solo se ha conservado un ejemplar, mientras que en Nafarroa siguen en pie un total de 22, de los que 15 se encuentran en Aezkoa. El resto están en el Valle de Longida (Ekai y Erdozain), Urraul Goiti (Zabalza y Santa Fe), Zaraitzu (Itzal), Artzibar (Lusarreta) y Orbaibar (Iratxeta). Todos ellos fueron catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno de Nafarroa.

Existe otra curiosidad relacionada con las antiguas huertas de Arantzadi que fue recogida por José Joaquín Arazuri. Antiguamente, las personas que desde Alde Zaharra de Iruñea querían llegar hasta el convento de Capuchinos por el camino más corto lo hacían a través de este meandro. Pero al llegar al río no había puente para cruzar al otro lado, por lo que hacían sonar una corneta que estaba colgada de la rama de un árbol. Uno de los frailes se encargaba entonces de ir al otro lado del Arga con una barca y pasarle a la otra orilla.

Había inviernos en que no era necesaria la barca, porque el río se solía helar en ese tramo, junto al convento de Capuchinos, y permitía el paso de una orilla a la otra.