Natxo Matxin

¿Traca final?

No voy a entrar a juzgar si es justo o no que se le den siete partidos de crédito a un entrenador que, en apenas un año, salvó al equipo del abismo de la Segunda B –y por ende, de la casi segura desaparición del club- y después le ascendió a Primera. La memoria es flaca, muy flaca, cuando se trata del fútbol de élite y los méritos pasados son flor de un día. Además, cuando algunos prueban el caviar, un plato de lentejas parece comida de pobres.

Lo digo porque el runrún de la semana en Tajonar ha sido el posible despido de Enrique Martín, caso de que haya un nuevo tropiezo ante Las Palmas. No hay más que tirar de hemeroteca. ¿Cuándo se le dio la boleta a Ziganda? Tras la sexta jornada y coincidiendo con un parón liguero. ¿En qué momento se le rescindió a Mendilibar? Después de solo tres derrotas y también durante una pausa competitiva. Si ves las barbas de tu vecino cortar…

El zurrumurru lo alimenta el nerviosismo con el que se le ha visto entrenar estos días pasados al técnico y, sobre todo, las palabras que tuvo en la previa del sábado pasado, antes de jugar en Villarreal. De ellas se extrae que el cuestionamiento de su puesto no lo es tanto porque el debate esté en la calle o lo pida la grada, sino porque la desconfianza se ha instalado en algunos de los que tienen que tomar la decisión de echarle o no. No quiso decir nombres, pero a buen entendedor…

Que para mañana vuelva a revolucionar el once con fórmulas tan extrañas como ver a Berenguer en el lateral izquierdo –cuando en Segunda ha probado semejantes experimentos nunca han salido bien- o priorizando el equipo inicial con la mayor parte de jugadores salidos de la cantera de Tajonar parece sonar a reto coherente con la filosofía que siempre ha defendido, para bien o para mal, sin importar la categoría en la que se encuentre.

Habrá que confiar en que no acabe siendo una traca final. Equipo y el propio Martín han vivido de manera bien reciente situaciones bastante más comprometidas y no sería la primera vez en la que una coyuntura tan exigida sirviera de trampolín para dar un giro de 180 grados en lo que se refiere a trayectoria deportiva. La bruja de Campanas no se merecería una despedida así, pero no adelantemos acontecimientos. Confiemos en la victoria.