Pablo Cabeza
Elkarrizketa
Albaro Arizaleta
Dj de Arizaleta Anaiak y miembro de El Columpio Asesino

«Buscábamos serenidad y espero que de esta surja la respuesta»

Mañana, en la sala Zentral de Iruñea, se presenta el proyecto Iruindarra, ligado a www.naiz.eus, donde ya se encuentra una solapa con el acceso a Iruindarra, espacio digital en el que se tratan temas relacionados con Iruñerria. La presentación cuenta con su lado lúdico, en el que participan los dj's Arizaleta Anaiak, Albaro y Raúl, creadores de la estimada banda de Iruñea El Columpio Asesino, que entró en «reposo» en enero de este año y hasta febrero de 2017, mes en el que decidirán el regreso o el mantenimiento de la vigilia

El Columpio Asesino es una de las formaciones navarras que más recorrido internacional le ha dado a su música y a la ciudad que les vio crecer, Iruñea, desde finales de la década de los noventa. Su primera aparición discográfica se produce el 22 de julio de 1997 en un recopilatorio de bandas de la ciudad y entorno titulado ‘Ecografía’, álbum con nombres como Half Foot Outside, Ritual de lo Habitual, The Glitter Souls, Desoreka, The Brillantina's, Instant Dance... y los propios El Columpio Asesino, que participan con ‘Curids and birds’, álbum publicado por Uff!! y que describe una nueva tendencia musical en Iruñea.

2001 es un año esperanzador para la banda, remarca asimismo su innovadora propuesta a pesar de la escasa experiencia. Aparecen en el recopilatorio de Euskadi Gaztea, concurso que ganan en esa X edición, conquistan Demo 2001, proyecto auspiciado por Radio 3 y el Festival Internacional de Benicàssim (FIB). En 2002 se alzan con el Sol Música y Terra… Premios que avalan el excelente tinte musical que se intuía y que deriva en la firma con el sello Astro, una de las discográficas independientes más sólidas de esta época.El 17 de julio de 2003 se produce el debut discográfico en grande con el álbum homónimo. Comienza el prolijo viaje que les ha conducido con éxito por toda la península y México, donde han sonado con mucha fuerza.

En enero de este año, El Columpio Asesino ofrece en el bar Nébula su concierto de despedida, pero con visos de regreso. Los hermanos Arizaleta se toman un año de reflexión, de intuiciones, tiempo de exploración ante un oficio tan gratificante como sacrificado y excesivamente duro en demasiadas ocasiones. Hasta febrero de 2017 no habrá revisión de estado. Mientras tanto, quedan las pinchadas, su oferta como dj's, espacio de trabajo en el que llevan un año y del que disfrutan recorriendo la historia cultural de cada uno. Arizaleta Anaiak complementarán la presentación de Iruindarra sin caer en los tópicos musicales. Ahora queda disfrutarles desde la cabina de Zentral y desde sus próximas citas.

Como Arizaleta Anaiak llevan pinchando un año más o menos, ¿qué les animó a ver la música desde un lugar tan diferente al escenario o el local de ensayo?
Empezamos a pinchar en los bares por donde solemos andar y en fiestas de amigos por Iruñea. Por lo visto hizo gracia lo de Arizaleta anaiak y nos empezaron a salir más pinchadas. Sin más. No nos comemos mucho la cabeza con las pinchadas.

Antes pinchadiscos, también disc jockey, hora DJ con mayúsculas y, en ocasiones, con un poder superior a bandas populares de pop o de rock, ¿qué ha pasado?
Se podría decir que hoy en día está más que de moda ser DJ. Actores, cantantes, modelos e incluso personajes del mundo de la farándula se asoman detrás de una cabina. ¿Qué ha pasado? Supongo que la cultura de masas, la manera de escuchar música en directo, los festivales, los clubs… han cambiado y evolucionado encumbrando en muchos casos la figura del DJ y convirtiéndolos muchas veces en verdaderos showman.

Se han animado los dos a la par, ¿mismo sentimiento, comparten muchas cosas?
Entre Raúl y yo existe una relación muy buena. Compartimos trabajo, amigos, gustos y muchas cosas más. También tenemos nuestras diferencias, claro está, pero, por ejemplo, a la hora de hacer las canciones estas diferencias provocan que nuestra música sea más rica.

Se alternan en la cabina a la hora de pinchar. Raúl repasa un poco todas las épocas, desde los sesenta hasta el presente; sin embargo usted se inclina, en parte, por el kraut rock, una propuesta de riesgo. ¿De dónde surge este gusto por la música alemana de los setenta y que fue tan creativa a la par tan innovadora como compleja?
Es curioso cómo son las cosas. Con el primer disco, ‘El Columpio Asesino’, allá por 2003, en muchas críticas comentaban que teníamos temas krauts. Honestamente, ninguno de los componentes de la formación de aquella época habíamos oído hablar de las bandas ni del sonido kraut alemán. Y así empecé a oír bandas alemanas. Las típicas como Can, Neu, Faust... Aquel ritmo y concepto musical me atrapó. Y sí que, sin saberlo, algunos temas se acercaban a ese ritmo “motoric” tan característico y mántrico, pero ese rollo a nosotros nos venía de la Velvet Underground y no de Alemania.

¿Tienen una cultura musical diferente los dos? ¿Parten del mismo núcleo y posteriormente cada uno toma un camino?
Venimos de la misma cepa. Del llamado rock radical vasco o el punk vasco de los 80. Por entonces conocimos a los Sex Pistols y a los Clash, luego a Pixies, Velvet, Bowie… la electrónica y su mundo. Y nuestros gustos musicales se abrieron en muchas y diferentes direcciones. Hubo una época en la que escuchábamos lo mismo. Vivíamos juntos y era normal. Con el tiempo cada uno ha ido desarrollando sus gustos. Pero raro es que cuando a Raúl le gusta algo no me guste a mí, y a la inversa.

Raúl pincha a una de sus grandes influencias iniciales, Pixies. No es su caso, ¿desmotivado o cansado del legado Pixies que tan presente estuvo en el inicio del grupo?
No. Yo también he pinchado alguna vez a los surrealistas Pixies. Llevo muchos años sin escucharlos y cuando lo hago todavía tienen muchos temas que me erizan la piel.

Con todo, ¿el repertorio de cada uno se ajusta en cierta medida al tipo de bar, local o evento? ¿Hay mano izquierda?
Una de las características de la música del Columpio es su eclecticismo y en cierta manera esa incoherencia o contradicción se ve a la hora de reunir un puñado de temas y meterlos en un disco. Con las pinchadas pasa lo mismo, todo entra.

¿Se prefiere la comodidad del cedé o se pincha vinilo?
Somos de casa humilde y  en esta nunca  hubo discos. De manera que lo del vinilo se nos pasó. Dicen que suenan muy bien, pero nosotros lo hacemos con cedés.

El Columpio Asesino se crea a finales de la década de los noventa, aunque ustedes prefieren situarlo con la formación de 1999. Han pasado más de quince hermosos años. El último concierto lo ofrecieron para amigos y allegados el pasado 15 de enero en el Nébula, ¿en qué proceso se está ahora?
Pues no sé cuándo se creó el grupo exactamente. ¡Lo que sí me acuerdo es que tenía pelo!, luego sería a finales de los noventa. Pero sí, para nosotros el año de inicio fue 1999, el año en el que grabamos la maqueta de los cuatro colores con Iñaki De Lucas en Donostia. Con ella ganamos muchos concursos y gracias a uno de ellos llegamos a conseguir nuestro primer contrato discográfico con Astro. Ahora nos encontramos descansando, intentando no pensar en el grupo, aunque a mí se me hace difícil. De esta mierda no te quitas. En febrero del año que viene nos volveremos a juntar y decidiremos qué hacer.

¿La música es un placebo y a la vez un tóxico?, ¿hay que pasar por la sauna para eliminar venenos y continuar?
La música es una muleta. La vida es tóxica. Se hace lo que se puede.

¿Cuál ha sido el disco que más satisfecho le ha dejado? ¿El premio que más haya agradecido? ¿La canción perfecta o las perfectas?
Todavía me gustan todos. No hay ninguno disco del que me avergüence ni mucho menos. ‘La gallina’ me parece muy bueno. ‘Perlas’, ‘Cenizas’, ‘Toro’, ‘Diamantes’… creo que son buenas canciones. Respecto a los premios, todos son de agradecer; pero recuerdo con especial emoción la gala de los premios UFI en Madrid cuando nos dieron cinco premios por ‘Diamantes’. Fue muy emocionante.

Han tocado en lugares tan lejanos y diferentes como México, China, Filipinas, El Salvador... ¿Qué fue lo más pintoresco? ¿Hubo zozobra en alguna de estas experiencias?
Hemos girado mucho por ahí. La primera vez que fuimos a México fue muy especial. Es la primera vez que cruzas el charco con la banda (bueno y sin la banda) y fue muy emocionante. En aquella gira por México, una vez que dimos el primer concierto en DF, el promotor se las piró y nos dejó colgados, sin pasta, sin hoteles y con una buena cancelación de bolos. Nos agobiamos mucho. La situación dio un giro inesperado de 180 grados y nos vinimos abajo por momentos. Pero gracias a Paco Kolofón, que era el responsable de Astro discos en México, que cubrió los gastos, pudimos seguir con la gira. En otra de nuestras visitas a México, en 2012, vivimos uno de los terremotos más fuertes que sufrió DF en 17 años, 7,9 en la escala de Richter. Los cimientos de la ciudad se hicieron gelatina, las torres bailaron y la ciudad se convirtió en un agitado avispero. ¡Fue la hostia! Pánico, confusión, colapso… Cada uno andábamos por diferentes partes de la ciudad y hubo momentos en los que no sabíamos nada los unos de los otros… Lo de China fue marciano y necesitaríamos un capítulo demasiado amplio.

¿Tiene canciones compuestas aún en periodo de reflexión o crear es un proceso que necesita otras circunstancias que generen alicientes, que aparezca la inspiración o las ganas?
Yo sigo componiendo, tengo unas cuantas canciones. Trabajo en ellas tranquilamente y sin presión. Si volvemos y al grupo les gustan, pues bien, y si no pues nada, me habrán servido para estar ocupado.

¿Les está cambiando mucho la dinámica de vida este «stand by»? ¿Se comienza a echar de menos la acción, la tensión…?
Claro que te cambia la vida el parar. Para empezar los ingresos desaparecen, te encuentras sin objetivos a los que disparar, sientes vacío, incluso cierta ansiedad ante tanta inactividad. Pero luego, una vez que te construyes tu propia rutina de trabajo, te agarras a ella y van pasando los días tranquilamente hasta que llega el momento en el que te ajustas a la nueva situación y vuelves a encontrarte bien. No obstante, un día puede ser muy largo si no te marcas objetivos y es muy fácil llegar a perderse.

¿Alguna frase ajustable a esta situación de relajo, de cura de heridas...?
Buscábamos serenidad y espero que de esta surja la respuesta.