Edurne Ustarroz

Pánico práctico

Así se titula una canción de un grupo llamado Izal. Habla de revolcarse en el lodo, también de la marca que ha dejado el paso del tiempo, diciendo adiós al pánico y pidiendo que este no se tope nunca en sus caminos, haciendo hincapié en el olvido. De quitarnos la molesta sensación, la sensación del fantasma de la Segunda División.

Osasuna deberá superar sus pánicos si quiere permanecer en Primera. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)
Osasuna deberá superar sus pánicos si quiere permanecer en Primera. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)

Yo la interpreto como una canción para quitar miedos, los que Osasuna se quitó cuando subió a Primera División, pero que a estas alturas están presentes, haciendo volver a recordar los pánicos del pasado.

De la ilusión de aquella fase de ascenso queda nada o muy poco entre los seguidores rojillos, hasta ahora me agarraba a esos días en los que la incertidumbre nos hacía felices, a esas noches sin dormir porque al día siguiente jugaban los rojillos, de no mantener la concentración en épocas de estudio... Todo eso para que ahora el trabajo hecho de manera humilde se eche por la borda dejando un nombre como el de Osasuna en muchas ocasiones ridiculizado.

Perder se convierte en problema cuando llega el momento, el fatídico momento, de la pérdida de identidad del equipo, de la filosofía del club, de los valores insistentes que transmite la Junta Directiva, del entrenador... Desde el rojillismo que me identifica, es lo que más pena me ha dado desde que hemos vuelto a Primera División.

La afición no nos merecemos esto. No nos merecemos la desinformación, ni la decisiones tomadas por cuatro personas que sienten poco Osasuna. No soy quien para confirmar de esta manera el sentimiento rojillo de nadie, pero a los hechos me remito.

Sí, estoy enfadada. Estoy triste, muy triste. No sé si la Junta Directiva es consciente de cuántos corazones rojillos se está llevando por delante por dejar la imagen de Osasuna por los suelos. Si no lo es, desde luego ya es hora de que lo sea y de dejar egocentrismos a un lado. Que los que sacamos a Osasuna adelante somos los que bajamos al campo todos los fines de semana e incluso entre semana, sea el horario que sea; los que viajamos a donde podemos y hasta donde no, porque aunque Osasuna signifique salud y ahora mismo escaseamos de ella, seguiremos luchando para seguir adelante. Sea donde sea, con quien sea.

Hace unos años, empezó el horror en Cornellá y el domingo después de la derrota ante los periquitos, dejando pánicos a un lado, empieza la verdadera lucha.

El pánico sigue estando presente cuando miramos atrás recordando aquel partido ante el Betis que nos hizo estar a punto de ser invisibles. Si fuimos capaces de levantar la cabeza, mirar hacia adelante y seguir hasta donde ahora mismo estamos, sigamos.

Osasuna nunca se rinde.