19 partidos.
20 goles a favor (cinco equipos han marcado menos goles que Osasuna).
42 goles en contra (junto con Granada, los que más goles hemos encajado).
Un partido se ha dejado la portería a cero (el empate contra el Celta en casa).
12 derrotas, seis empates y una victoria.
Tres entrenadores, más entrenadores que victorias (qué antiguo se ha quedado el dicho «A entrenador nuevo, victoria segura»).
Nueve puntos, más fichajes que puntos.
17 jornadas en puestos de descenso, ocho como farolillo rojo.
Y es que, peor resultado no se puede obtener. La peor primera vuelta de Osasuna de las 37 campañas que ha disputado en Primera División.

Es la quinta vez que Osasuna termina la primera vuelta en Primera como farolillo rojo: temporadas 86/87 con 11 puntos (victoria dos puntos), 93/94 con 11 puntos (victoria dos puntos), 08/09 con 13 puntos, 12/13 con 15 puntos y 16/17 con 9 puntos.

Pero no somos el peor farolillo rojo. Desde que se dan tres puntos por victoria, difícil que se superen los tres puntos del Sporting en la temporada 97/98. Ni tampoco somos el peor farolillo rojo del siglo XXI, ya que Levante 07/08 y Xerez 09/10 acabaron con ocho puntos.

Los 42 goles en contra duelen. Y es que es la peor marca de Osasuna en Primera División. Incluso en la 11/12 recibiendo ocho goles en Barcelona y siete goles en Madrid, se acabó la primera vuelta con 31 en contra. El récord rojillo en Primera estaba al acabar la primera vuelta en los 34 goles encajados en la 93/94 (con siete recibidos en Gijón en la jornada 19).

Tampoco somos los que más goles han recibido en la primera vuelta. Desde que la Primera la componen 20 equipos (temporada 87/88), el mayor número de goles recibidos por un club en la primera vuelta son Rayo 45 y 43 (13/14 y 15/16) y Sporting 44 (97/98).

De nuestro trayecto, merece mención especial la actuación de Osasuna en El Sadar. Lo que otrora fuera un fortín, ahora se ha convertido en una especie de selfservice para el rival. Cero victorias. Cuesta, cuesta en casa, está costando, a pesar de jugar bien. Y es que ni incluso marcando tres goles (como en los dos últimos partidos) se logra una victoria. Y además sucede algo que nunca había pasado. Hasta ayer nunca Osasuna había perdido un partido en El Sadar en el que hubiera metido tres goles (marcando más de dos goles en El Sadar había cosechado 233 victorias y nueve empates).

En fin, números y rachas, rachas y números... Para lo que resta de trayecto nos queda la esperanza. Porque eso nunca se pierde. Esa esperanza que aflora siempre, como cuando centra Álex y remata Kenan a falta de 20 segundos y saltas del asiento pensando en que empatar es posible. Esa esperanza. Esa ilusión. Nos queda porque Osasuna nunca se rinde. ¡¡¡Aúpa Osasuna!!!